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lunes, 15 de julio de 2013

*

Un mi dado al aire
del dedo tiznado
del gitano aquel
posado en el banco.

Una tormenta.

Sobre el césped verde,
un pino tumbado
que acaricia a un perro
su lomo sin amo.

Sudan las persianas
un líquido amargo.
Nace somnoliento
del pino, su vástago.

Tiemblan las baldosas
al paso de un chavo.
Ruidoso ruedín,
muleta y espanto.

Fulgente farola,
caramelo y palo
sabor amarillo.
El pueblo acostado.